lunes, 25 de noviembre de 2013

Distopías y miedos en la ciencia ficción


Me centraré en el artículo y en lo que dice de Huxley, que es interesante por cómo suele verse como habiendo "acertado" en sus profecías... más que Orwell, dicen. Bueno, yo no creo que ninguno acierte, porque no están escribiendo del futuro, están escribiendo del presente.

Las dos cosas que dice que anticipa Huxley no las anticipa, era su sociedad. Tanto la sociedad del consumo como la sociedad tecnológica nacen a finales del XIX. El capitalismo globalizado proviene del XIX, no es algo nuevo (otro tema es esta forma de capitalismo globalizado que sufrimos). Entender esto es vital para entender de qué habla Huxley. Por qué no habla del futuro, sino que habla de su tiempo. Está escribiendo sobre lo que teme una persona criada en el pensamiento liberal burgués (su familia era de intelectuales británicos criados a mediados del XIX).

Y es su terror al consumo lo que marca su obra. Proviene de la decadencia del pensamiento burgués, liberal y tradicional que se ve desterrado por el capitalismo globalizado de fines del XIX. Por eso su pavor a la sexualidad desenfrenada, a la droga del placer como método de control social, que no consecuencia del dominio social y económico, como son las drogas en realidad. El pensamiento burgués tradicional pone un fuerte énfasis en la vida austera, en no llenar la vida de lujos innecesarios, de aquello no indispensable. Así, el consumismo no es más que derroche, es una forma de esclavizarse a la necesidad material por encima de la espiritual y la intelectual.

Su crítica al consumismo no se basa en ninguna razón ecológica (bueno, sería más apropiado malthusiano), no por ser una forma de enriquecerse de las élites económicas gracias al trabajo. De hecho, que no vea que es el poder financiero el rostro del dominio en el nuevo orden mundial demuestra que no estaba poniendo el foco donde debía (y en los 30 era perfectamente evidente como lo es hoy día). En esencia, su resistencia a la sociedad fordiana no proviene de un análisis de las relaciones entre capital y trabajo, sino que de la crítica moral y la amenaza a la individualidad burguesa.

De hecho, en este aspecto de individualismo es curioso que también Orwell plantee temas muy similares... lo que no sé es hasta qué punto Orwell habría sido un tradicionalista. En cualquier caso, diversos elementos de la sociedad que teme Huxley provienen de su temor a la pérdida de individualidad: niños educados en grupos para destruir su individualidad, condicionamientos psicológicos para someter el pensamiento individual al pensamiento social, reproducción artificial que deshumaniza, incluso el sexo libre deshumaniza.

Porque, realmente, cuando alguien escribe ciencia ficción distópica o utópica, lo que está haciendo es plantear los temores y anhelos que es persona tiene (y que se corresponden al pensamiento de otros, claro). Huxley no inventa la sociedad de masas consumista, lleva al extremo lo que más teme de ésta.

Y dejemos una cosa clara: vivimos en una sociedad postindustrial con poco que ver con la sociedad fordiana. No vivimos en un bucle de producción sin fin que solamente se justifica a sí mismo a través de este sistema de consumo. La sociedad de consumo tiene muchas fallas, pero fue también la que puso al alcance de un número inusitado de personas instrumentos para mejorar su calidad de vida. Para comunicarse, para disfrutar y para trabajar menos en algunos aspectos. Por eso el comunismo nunca buscó destruir el consumo, solamente suplantar las relaciones sociales y económicas que había tras él.

Podría pensarse que Huxley plantea, a través de sus castas, también la explotación económica. Pero hay que recordar que no plantea que los productores sean los prisioneros, lo es toda la sociedad al margen de su función. Es una sociedad totalitaria que tiene más que ver con la república de Platón que con un modelo social real. También es una sociedad que no se estructura por la producción y el consumo, sino que producción y consumo son métodos de control social y aparece originada primero como modelo intelectual que se impone a través de las diversas formas de control. De hecho, la propia estructura social no es más que el medio para lograr el fin deseado por la sociedad fordista del libro: la paz y la estabilidad social de una sociedad feliz. A partir de esta idea se crea todo: castas modificadas y condicionadas para cumplir una función que, a su vez, les hace felices por lograrlo. Drogas, sexo y consumo para satisfacerlos y que no deseen ningún cambio, ni imaginarlo siquiera.

¿Acierta? Es lo menos interesante. Huxley plantea una pregunta básica: ¿es más importante la libertad o la felicidad? Y el contexto de la pregunta lo construye a través de todo lo que teme de su propio mundo. No nos está advirtiendo del futuro que se acerca, está hablando de su tiempo. Pero nuestra sociedad es todavía muy parecida a la sociedad de Huxley (sociedad de masas, de consumo, absolutamente socializados en el individualismo y el capitalismo, etc), las cosas que se pregunta y teme resuenan con fuerza en nuestro pensamiento colectivo.

Y, por concluir y enlazar con el título, las mejores distopías son las que logran cuestionar sus sociedades, que la gente comparta la crítica y medite sobre aquello que temen y a dónde lleva el camino que están tomando. Orwell nos hace pensar sobre los regímenes totalitarios y las élites que los controlan, del seguidismo acrítico de la ideología. Hyxley nos hace pensar en libertad, en los placeres y la felicidad como fin. ¿Qué distopía podría escribirse hoy en día? Alguna ciencia ficción se ha escrito sobre el capitalismo sin límites: Leyes de mercado de Richard Morgan. Hace poco la película Elysium hablaba de inmigración y desigualdad social. La ciencia ficción podrá disfrazarse del futuro, pero la que no trata específicamente sobre la especulación científico-tecnológica, siempre, siempre, trata sobre su presente.

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